
PRÓLOGO DE PRÓLOGOS.
Quienes pasan del deslumbramiento y el vértigo de Hojas de hierba a la lectura de las piadosas biografías, buscan al vagabundo semidivino que nos revelaron sus versos y les asombra no encontrarlo. Uno de los propósitos de este prólogo es intentar, una explicación de esa desconcertante discordia.
América era entonces el símbolo famoso de un ideal, ahora gastado por el abuso de las urnas y por los excesos de retórica (ahora sabemos que ese ideal fue sólo un sueño, el sueño americano) aunque millones de hombres le hayan dado, y aún siguen dando, su sangre. El orbe entero tenía puestos los ojos en su “atlética” democracia.
Veo sobre las pampas
La persecución de la hacienda brava.
Y también:
Éstos son en verdad los pensamientos de todos los hombres en todas las épocas y países: no son originales míos.
Si no son tan tuyos como míos, son nada o casi nada,
Si no son el enigma y la solución al enigma, son nada.
Si no son tan cercanos como lejanos no son nada.
Ésta es la hierba que crece donde hay tierra y hay agua,
Éste el aire común que baña todo el planeta.
WHITMAN, insisto, es el modesto hombre que fue desde 1819 hasta 1892 y el que hubiera querido ser y no acabó de ser y también cada uno de nosotros y quienes poblarán el planeta.
De prólogos de un prólogo de prólogos de Jorge Luis Borges.