La autora ha titulado este óleo -Cuando sea tarde- Gran pintora, les recomiendo que la visiten, les gustará.

Un “acto” de caridad.
La caridad consiste en la entrega voluntaria del trabajo o la riqueza a una organización o a una persona necesitada. Yo me pregunto ¿cómo es que algo tan instintivo, espontáneo, y altruista ha llegado a ser definido como “acto” como algo tan opuesto a ser una parte natural de la vida?
¿Cómo se transformó el instinto de ayudar y dar cobijo a aquellos miembros de la comunidad que se ha quedado atrás en una obligación nacida de la culpa?
¿Será como algunos dicen que hubo un tiempo en que la caridad no existía?
Bueno, me gustaría pensar que hubo un tiempo en que no se practicaba como se practica hoy. La caridad en nuestros días es un juego de poder, una forma por lo cual una persona o varios individuos, usando como pretexto la ayuda, puede controlar de forma no muy sutil a otra persona o grupo. El supuesto regalo se convierte en un dolor en el costado, en la cerca o corral. Toda caridad es en el fondo aceptada con rabia, con pleno conocimiento de la implícita obligación y la relación de poder que establece. Se recibe con amargura y provoca miedo y resentimiento.
A nadie, absolutamente a nadie le gusta sentirse inferior, por eso todo el mundo se revela de una forma más o menos sutil, adoptando una actitud servil, dolida o belicosa que viene a decir: “- Piensas que eres mejor que yo, pero mira, todavía no soy feliz y ni toda tu puta caridad podrá hacerme feliz.
Sólo cuando la caridad deje de ser un “acto, y todos los habitantes de la tierra reciban el pago justo a su trabajo, podrá el hombre mirar a los ojos a otro hombre y no sentirse culpable por ayudar a un hermano.
Con esta opinión que espero no ofenda a nadie, cierro mi espacio por un par de semanas. Me asomaré a sus ventanas pero no se lo digan a nadie.
Les deseo un perfecto mes de agosto, y dejo mil besos y abrazos para todos.