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viernes, 25 de julio de 2008

Despertar


A mí me gustaría seguir siendo niña, y como ya no lo soy, sólo me queda fingirlo, y a veces lo intento.

Me ayuda mucho en ello la amenaza aprendida a fuego, pendiente de mi cabeza:

“Cuidado con apartarte, el precio - nos lo han dicho mil veces- sería insoportable: la soledad, el desprecio, el desamor, la desprotección el abandono…” a sí y todo cuando despierto de mi sueño infantil, echo a caminar, insegura porque no conozco mis fuerzas y porque me acompaña una dolorosa intuición:

un día descubro que los que creía mis protectores en mi fragilidad no eran, en realidad, verdaderos amigos. Y de este modo aprendo a soñar cada vez menos, algún día le daré a mi niñez un funeral digno

5 comentarios:

Timur dijo...

pues yo sigo siendo niño y todavia no pasa nada que me obligue a crecer afortunadamente

Anónimo dijo...

Algunos nos anclamos y no terminamos de crecer nunca, vamos siempre a destiempo, no encajamos con nuestro tiempo, nunca, parece que no llegamos nunca, conservamos las virtudes de nuestras generaciones venideras, pero no aprovechamos las de las generaciones que nos preceden. Inocencia sí, madurez también, equilibrio, una lucha de poder, cada cual lucha su guerra. Yo la perdí hace mucho tiempo, diría que incluso antes de nacer.

Gracias Lys por tus tremendas reflexiones.

Cuando era un joven adolescente, dedicaba media hora diaria a meditar sobre mi vida, lo que hice bien, lo que hice mal, a donde queria ir, que necesitaba para ello, como corregir mis defectos, los castigos que me imponia a una mala acción, el afán de superación contado a diario, etc. me ayudo a crecer, pero nunca perdí la incocencia. ¿sería quizá cobardia?.
Tú haces que piense sobre cosas importantes.

Meditar sobre lo cotidiano bajo otro prisma es enriquecedor. Gracias a todos aquellos que nos permiten ver otros puntos de vista.
Gracias a tí Lys por tus razonamientos.
Un beso.

qaesar dijo...

Pues yo no pienso pasar de los 14...

Bssss

Javier Úbeda Fernández dijo...

Crecer es desgarrarse, y en el desgarro nacemos otra vez. La vida es lo que tiene, pero con todo y con eso, merece la pena...

Anónimo dijo...

Nunca entierres tu ni�ez. Es la mejor amiga que se puede conservar, sobre todo porque lo vivido fue el aprendizaje divertido,o no de la vida, y cuando la hacemos volver nunca es para haccernos da�o, al contrario, nos vuelve inmunes a la triteza.
Un abrazo.