Tengo un amigo que lleva memorias de paisajes,
de soles viejos,
de pétalos marchitos,
de atardeceres tiernos,
de noches inmensas…
Le conozco bien.
Sé de sus párpados borrachos de vendimias,
de pinares y meriendas con sabor a membrillo.
Este amigo, pasea con garbo sus soledades y esperanzas,
el conoce estaciones donde el tiempo se viste de lilas y Jacarandas
y deja suspiros en bancos de piedra y alamedas solitarias.
A veces, travieso, me alborota el flequillo y otras,
pícaro, me levanta el vestido.
Hay veces que de puntillas se acerca y me besa.
Besos de suspiros, de aire y lamento.
Siempre le recibo.
Mi amigo es el viento.
3 comentarios:
Lys, es lo mejor que he leído de ti, de verdad
bssss
Muy bonito, adiviné un poco antes de decirlo que era el viento.
Saludos.
Qué inmensas son las noches de ventisca...
Precioso.
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