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viernes, 28 de marzo de 2008

Dónde habitará el amor...


L, ansía la plenitud. Pero ni el ron, ni esa llamada de teléfono que la ofrece una forma ordenada de locura, ni siquiera la palabra perfecta que describa el fruto del ciruelo servirán para llenar el vacío.

L, piensa que nada es esto, tampoco yo soy esto ni soy yo. Con una sonrisa blanda, L, desciende de la terraza donde los geranios se elevan como delicadas uñas hacía la tarde violeta y cómoda que aborrece.
Atraviesa el sonoro sendero de chinas blancas y la pista iluminada de un falso ultravioleta que traspasa los íntimos mecanismos de la sangre que se abre ante ella.

Sonríe; sabe doblegar a la música.

Besa al camarero, deja su bolso junto a una botella de ron. Un ámbar ardiente y oscuro que va más allá de la muerte, más allá del ritmo cadencioso de la vida, recorre sus frágiles músculos mientras se hunde en el espumoso centro de la pista y baila. L, conoce por los libros todos los resortes de la depravación. L, es sólo una ninfa que acaricia al descender, detenidamente los capullos envenenados de las adelfas.

L, baila mientras piensa que el amor también puede habitar en lo inútil.

De LYS*

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso texto. Paseandome por tu blog, estoy descubriendo tantas cosas hermosas, que a partir de este mismmo instante me confieso seguidora de tus letras.
Un abrazo

lys dijo...

Gracias Lola por pasar por este mi humilde rincón, me alagan tus palabras, pero en realidad no sé escribir. eso sí, una cosa es cierta: me lo paso bien

Saludos amiga